La Comisión de Agricultura del Senado, en junio de 2019, inició la labor junto a medio centenar de científicos, profesionales y académicos que, de manera voluntaria, colaboran en la iniciativa.
A poco más de un año de la realización del masivo seminario “Ley General de Suelos”; organizado por la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo, la ONG Suelo Sustentable, el Colegio de Geólogos de Chile y la Sociedad Geológica de Chile, con el patrocinio de la Comisión de Agricultura del Senado, un equipo de medio centenar de expertos en suelos se encuentra redactando el anteproyecto de Ley Marco de Suelos.
Científicos, académicos y profesionales de más de quince universidades del país y ONGs que han liderado la temática del Suelo en Chile, trabajan arduamente para, a fines de este año, contar con un borrador del anteproyecto de ley marco. A través de un trabajo técnico y participativo, se han desarrollado instancias de trabajo, donde ya se cuenta con el objetivo, y una propuesta de principios, definiciones y el fundamento de lo que será la iniciativa legal. La relación del suelo con diversas materias de índole institucional, legislativo y de fomento, así como también, los grandes desafíos que enfrenta Chile, como el cambio climático, contaminación de suelos, pérdida de biodiversidad, disminución de suelos agrícolas por expansión ubana, sequía y ordenamiento territorial, entre otras; amerita una revisión exhaustiva de las principales normas que constituirán la futura ley marco.
La Senadora Carmen Gloria Aravena, representante de la Comisión de Agricultura del Senado, es la responsable ante la Comisión de apoyar la iniciativa: “Chile posee una legislación dispersa y heterogénea. Es por eso que la futura Ley Marco de Suelos buscará regular, proteger y restaurar este ecosistema y su patrimonio paisajístico, además de fomentar su estudio, clasificación y conocimiento de funciones. Debemos considerar que nuestro país cuenta con una enorme diversidad de suelos, 10 de los 12 tipos que se han descrito, y sólo en los últimos 25 años, se han perdido más de 30 mil hectáreas de suelo agrícola de alta calidad”.
Para el Senador Álvaro Elizalde, quién era Presidente de la Comisión de Agricultura, cuando se desarrolló el seminario de junio de 2019, enfatiza “la importancia de generar un proceso prelegislativo de calidad, como el que se está desarrollando, que asegure la gestión sustentable de los suelos considerando el contexto climático y de sequía que estamos viviendo, para garantizar un uso sustentable de este recurso natural en función de sus servicios ecosistémicos y ambientales, considerando que por sobre la superficie del suelo se sostiene la vida y alimentación del planeta”.
Las organizaciones que están trabajando en la elaboración del anteproyecto de Ley Marco tienen claro que el desafío es mayor. Así lo confirma, la presidenta de la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo, Mónica Antilén, quien señala que “la escasa gestión sostenible de los suelos, así como su mínima protección, tiene a los suelos de nuestro país en un estado de degradación preocupante, con amplias áreas contaminadas y erosionadas, lo que conlleva a la pérdida paulatina de sus funciones y servicios ecosistémicos. Las condiciones actuales de estos ecosistemas requieren de forma urgente una legislación. Es importante que esta legislación esté basada en información científica y que posea una visión integral del suelo, considerando aspectos sociales, ecosistémicos, culturales ancestrales, paisajísticos y sectores como el silvoagropecuario y la minería, además del ordenamiento territorial. A nivel nacional, si bien existe una notable productividad científica en la Ciencia del Suelo, esto debe ser complementado con una estructura de financiamiento en investigación, en alianza con la ciudadanía urbana y rural, para así lograr generar conciencia del valor del suelo para la vida, en todas sus dimensiones y además de un cuerpo legal que permita asegurar la sustentabilidad del suelo a nivel país.”
Por su parte, Miriam Llona, presidenta de ONG Suelo Sustentable sostuvo que: “En diversos seminarios y mesas de trabajo en las que hemos estado presente desde inicios de la década del 2000, se ha intentado posicionar la importancia de contar con una ley marco de Suelos, debido a la necesidad imperiosa de contar con una normativa que proteja los suelos, entendiendo que un país que no genera instancias de resguardo y recuperación de este importante medio, en un corto tiempo será un país más pobre, más desigual y con una menor calidad de vida para sus habitantes; es de destacar la importancia que tienen las regiones y la descentralización en este proceso, para que cada territorio tenga la capacidad de resguardar sus suelos, tomando en cuenta sus características particulares ya sean naturales, sociales y culturales”.
Al revisar la normativa chilena relacionada con Suelos, al menos 50 leyes y decretos, tienen relación con el suelo. Internacionalmente, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación o la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, generan un marco que también lo incluye. Chile debe cumplir la legislación nacional e internacional vigente, y sobre suelos está en deuda. El suelo es un ecosistema que cumple importantes funciones como recurso natural renovable, tales como producción de productos farmacéuticos, fijación de carbono, resguardo de la biodiversidad, ayuda a los ciclos hidrológicos y proveen de múltiples alimentos, entre otros. La potencia alimentaria sustentable, que Chile promueve, requiere de la protección, conservación y manejo sustentable, de los distintos tipos de suelo.
Con una mirada reflexiva y profunda, el presidente de la Sociedad Geológica de Chile, Álvaro Puig, aseveró que “el desarrollo natural del suelo se produce a escala de tiempo equivalente a la de la humanidad, a diferencia de otros procesos geológicos por lo que en una generación puede observar los cambios que se generan como efecto del uso de ellos, generando alteraciones como la erosión, desertificación y contaminación de éstos. El suelo como unidad geológica debe ser visto como el espacio donde se produce la interacción entre el ser humano y el planeta, relacionándose estrechamente con el clima y sus cambios como se observa en los últimos 50 años. Debemos preocuparnos de este ecosistema, esto es lo que nos convoca a regular, resguardar y usar el suelo de acuerdo a sus características, de manera de poder conservarlo para el uso de nuevas generaciones”, puntualizó.
Para Mario Pereira, Presidente del Colegio de Geólogos de Chile, “el ordenamiento territorial, con perspectiva de sustentabilidad, es clave a la hora de regular el uso de los suelos. El potencial de los suelos en Chile, desde el punto de vista económico, ambiental, social, cultural y político debe considerar el territorio y su ordenamiento, con una visión sistémica que permita el desarrollo de todas las actividades, desde la agricultura a la minería, por ejemplo, cuidando siempre la sustentabilidad y la no contaminación de los mismos”.
Finalmente, la senadora Aravena, quien, junto a los representantes de las organizaciones, expuso el estado de avance del proceso de elaboración del anteproyecto de ley marco de suelos, ante la Comisión de Agricultura del Senado el pasado 07 de septiembre, indicó: “Este es un proceso absolutamente ciudadano, y del cual la Comisión de Agricultura del Senado se ha comprometido a apoyar. Las personas que están elaborando el anteproyecto de ley marco son principalmente científicos, académicos y profesionales que voluntariamente dedican su tiempo a esta ley marco. Se han organizado en distintos equipos técnicos relacionados con el suelo y cambio climático, suelo y ordenamiento territorial, suelo y degradación, desertificación y erosión, y suelo y contaminación. Se cuenta con una identificación y sistematización de toda la legislación nacional e internacional sobre suelos en Chile, y también los expertos han identificado todos los instrumentos de fomento, investigación, tecnología e innovación que inciden sobre el Suelo. Todo lo anterior, elaborado por estos profesionales, nos reafirma que es urgente y necesario regular el Suelo en Chile. Esta activa participación ciudadana también debiese verse reflejada en la futura ley marco, donde se requiere una gobernanza que incluya a quienes viven en los distintos territorios.”
Por último, por instrucción del Ministro de Agricultura, Antonio Walker, se han incorporado dos profesionales de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias – ODEPA, quienes trabajarán junto con equipo científico, académico y profesionales en la redacción de la normativa. Desde el Congreso Nacional, las senadoras y senadores, como también otros parlamentarios interesados en el tema, han instruido a sus asesores para que cuando exista la primera versión del anteproyecto puedan incorporarse al proceso. Esto da cuenta del intenso trabajo prelegislativo que se está desarrollando. Finalmente, indicar que una vez que el proyecto ingrese al Congreso Nacional, se dispondrá de una plataforma de participación ciudadana online #ParticipaSuelos, en apoyo a lo que será la tramitación legislativa de este proyecto.
Información sobre Suelos.
El Suelo es un cuerpo natural que consiste en capas compuestas de materiales de minerales meteorizados, materia orgánica, aire y agua. El suelo es el producto final de la influencia del tiempo y combinado con el clima, topografía, organismos (flora, fauna y ser humano), de materiales parentales (rocas y minerales originarios). Como resultado, el suelo difiere de su material parental en su textura, estructura, consistencia, color y propiedades químicas, biológicas y físicas (http://www.fao.org/soils-portal/about/definiciones/es/, Weil and Brady, 2017).
El aumento de la población, la necesidad de satisfacer sus requerimientos, la expansión urbana y garantizar la seguridad alimentaria ha llevado a la humanidad hacia un crecimiento económico que ejerce enormes presiones sobre el recurso suelo, alcanzando niveles críticos lo cual señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El informe sobre el estado de suelos en el mundo, elaborado por FAO el 2015, indica que aproximadamente el 33% de los suelos a nivel mundial están moderada o altamente degradados debido principalmente a prácticas insostenibles. A escala mundial, se estima que una pérdida anual de 75 000 millones de toneladas de tierra cultivable supone un costo de unos 400 000 millones de USD cada año en producción agrícola perdida. Esta pérdida también reduce considerablemente la capacidad del suelo para almacenar carbono, nutrientes y agua y menoscaba sus ciclos. Los suelos, en un 40% aproximadamente, contribuye como reservorio de carbono, lo cual es una acción directa de adaptación al cambio climático como Solución Basada en la Naturaleza.
En Chile la superficie de suelos total estimada considerando su capacidad de uso (agrícola, ganadero, forestal, bosques, conservación y suelos improductivos) es de 75.624.760 hectáreas. El 46% de esta superficie la constituyen suelos improductivos de dunas, rocas, hielos y desiertos; el 29% son destinados a suelos para uso ganadero-forestal-bosques; 19% lo ocupan suelos que no pueden ser destinados a actividades agrícolas, ganaderas o forestales, debido a su fragilidad, y están destinados a la preservación de hoyas hidrográficas, recreación y vida silvestre, por lo que se recomienda su conservación; y el menor porcentaje 6.0% es destinado a suelos agrícolas arables, según consta en el Informe País de 2019.
Algunas cifras a considerar cuando hablamos de Suelos:
Chile cuenta con una enorme diversidad de suelos. Posee 10 de los 12 órdenes taxonómicos descritos sobre suelo.
Solo un 24% de los suelos tiene estudios de reconocimiento a escalas menores a 1:100.000, concentrados entre la provincia de Petorca por el norte y la Provincia de Llanquihue por el sur, en la zona con mayor intensidad de uso agrícola del país.
La degradación física, química y biológica de los suelos tiene como expresión la reducción en la calidad del mismo, la que se expresa de distintas maneras y está conectada con otros problemas ambientales como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación, entre otros.
El 83% de los suelos chilenos no son productivos para la agricultura.
Solo considerando ocho ciudades de la zona central, se ha perdido más de 30.000 hectáreas de suelo agrícola de alta calidad los últimos 25 años, una cifra alarmante si se considera que Chile tiene solo un 3.3% de su superficie cubierta con suelos altamente productivos, sumando un total de 2.526.723 hectáreas (apenas 0,14 hectáreas por habitante).